- FACTORES NO MODIFICABLES: sobre los que no existe posibilidad de actuación (genético-hereditarios,fetales, etc.).
- FACTORES MODIFICABLES: en los que debemos centrar nuestros esfuerzos (alimentación, actividad física, ejercicio, lactancia materna, etc.).
Como consecuencia, el tratamiento y la prevención de la obesidad debe abordarse de forma integral con diferentes estrategias que abarquen cambios en el estilo de vida, tratamiento farmacológico, cirugía bariátrica, etc., sin limitarse a un único enfoque. Sin embargo, aun teniendo en mente todas las medidas posibles, la DIETA constituye un pilar fundamental, tanto en la prevención como en el tratamiento. Las causas fundamentales de la actual pandemia de obesidad son, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los estilos de vida sedentarios y las dietas con alto contenido en grasa.
El aumento de peso puede prevenirse mediante dietas que contengan alimentos con baja densidad energética, en especial frutas y hortalizas.
Limitar el consumo habitual (frecuencia de más de una vez a la semana) de fast food puede evitar la ganancia de peso debida a este factor.
La utilización de raciones de menor tamaño limita la ingesta energética.
El consumo de dietas vegetarianas podría conducir a una menor ganancia de peso con el tiempo en adultos sanos.
Las dietas para adultos sanos que pretenden prevenir la ganancia de peso deben contar con una presencia importante de hidratos de carbono complejos (≥ 50% del aporte energético total).
Para prevenir la ganancia de peso en adultos sanos resulta de mayor importancia el control de la ingesta energética total que el de la ingesta de grasas totales.
Una alta ingesta de fibra en el contexto de una dieta rica en alimentos de origen vegetal se asocia a un mejor control del peso corporal en adultos sanos.
Limitar el consumo alto de etanol podría prevenir la ganancia de peso debida a este factor.
Se recomienda que, para la prevención de la ganancia de peso, la dieta contenga una cantidad importante de cereales integrales.