En los últimos veinte años, el número de niños que tienen obesidad ha aumentado bruscamente esto se explica, básicamente, por una inadecuada alimentación y vida sedentaria.
Se estima que hoy en día, en muchos países, uno de cada diez niños es obeso al llegar a los 10 años, lo que es un dato alarmante frente al cual podemos tomar medidas preventivas y curativas.
Es preocupante analizar los estudios y estadísticas recientes debido a que estos revelan que de mantenerse las tendencias actuales, el número de lactantes y niños pequeños con sobrepeso aumentará a 70 millones para el año 2025.
Por lo general los niños obesos tienden a convertirse en adultos obesos; lo que hace que el riesgo de sufrir enfermedades asociadas como enfermedad cardiovascular, diabetes, e hipertensión sea mayor en comparación con una persona que tuvo un peso adecuado durante su niñez.
Por otro lado los niños pueden ser blanco de discriminación o bromas crueles por parte de sus compañeros de escuela y amigos, lo que ocasionará que se sienta angustiado, inseguro e incluso deprimido. Por ello, los especialistas coinciden en la importancia de prevenir y tratar la obesidad infantil.
Un buen cuidado preventivo debe incluir la identificación de la obesidad, la identificación de cualquier complicación e iniciar tratamiento de forma temprana.
En niños con obesidad el objetivo principal es mantener el peso actual mientras el niño crece en estatura, de esta manera alcanzará un IMC adecuado a medida que pasa el tiempo
En cuanto a la alimentación es recomendable la asesoría de un experto quien formulará dietas saludables con porciones adecuadas de cada alimento sin producir deficiencias en nutrientes necesarios para el crecimiento, recuerde que aprender a alimentarse sanamente es un hábito que puede ser más fácil y divertido si toda la familia se involucra.
La información dada por el médico que trate al infante debe extenderse hacia toda la familia debido a que los niños comen lo que sus padres comen y siguen hábitos aprendidos en casa.
Además debe realizarse al menos 30 minutos de actividad aeróbica (caminar energéticamente, nadar o andar en bicicleta) todos los días.